Me remonto a la antigüedad,
a la España de mis abuelos y me pregunto:
¿Porque cada fibra de mi cuerpo vibra
cuando oigo flamenco?

El corazón revolotea
y electricidad cursa mis venas
con el son de la guitarra
que me arranca el suspiro.

Al compás del palmoteo
los brazos como gaviotas toman vuelo
cuando los tacones sobre el tablao hacen eco.

Imagino las peinetas, las mantillas y
los volantes decorando vestidos.
¿Y pienso, quien fuera yo
si los abuelos hubiesen  
hecho hogar en otro sitio?